lunes, 25 de abril de 2011

REACCIONA VIII: ALGO SE MUEVE. Lourdes Lucía

Lourdes Lucía es licenciada en Derecho por la Universidad Complutense, fue una de las fundadoras del movimiento internacional ATTAC. En su artículo tras incidir en las claves de la situación actual, hace un llamamiento a la participación para cambiar las cosas. Algunas de sus consideraciones:

"Hace aproximadamente tres décadas Ronald Reagan y Margaret Thatcher, fieles servidores de los intereses del gran capital, decidieron imponer una serie de políticas económicas basadas en la reducción del gasto público, la privatización de empresas y servicios públicos, la total desregulación de los movimientos de capital y la reducción de impuestos alas grandes fortunas y a las empresas. Todo ello ha terminado conformando este tiempo de canto al mercado y al dinero, de desprecio a la Naturaleza, de fomento del individualismo. Se ha colocado en el centro al mercado, como dios supremo y regulador de la vida. Es el tiempo en el que se ha abierto la brecha más grande entre ricos y pobres, y en el que se está poniendo en grave peligro al planeta, que se ve incapaz de soportar un proyecto perpetuo de explotación de sus recursos. Los habitantes del mundo nos enfrentamos a una situación nueva y trágica, en la que está en juego la supervivencia del propio planeta.

Los principales instrumentos de estas políticas han sido los bancos, los paraísos fiscales y los organismos supranacionales: el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización Mundial del Comercio (OMC) y otros, organismos estos que, aun no habiendo sido elegidos de forma democrática, son quienes dictan a cada país las medidas que tienen que adoptar por obligación. Se ha creado un auténtico Poder Global que gobierna el mundo por encima de los ciudadanos y sus gobiernos.

El miedo
Podemos decir que no hay día que no nos despertemos con un sobresalto: la economía se hunde, vivimos demasiado bien y no podemos mantener este nivel de vida, los salarios tienen que bajar, los puestos de trabajo no se pueden mantener, los bancos no pueden dar créditos... Palabras que casi siempre proceden de personas o instituciones cuyas ganancias son muy superiores a las del resto de la población y que en absoluto están dispuestas a reducir lo más mínimo sus sueldos o los beneficios que reciben. 

Lo importante es provocar el miedo, asustar, que no se pueda pensar y que todo el mundo trate de agarrarse a lo que sea, que esté dispuesto a saltar por encima del compañero, si es necesario, para salvarse.

En un debate celebrado en Madrid en 2010 dentro de la cumbre de movimientos sociales reunida en el Encuentro Enlazando Alternativas, una trabajadora de una maquiladora mexicana contó la experiencia de la lucha de un grupo de mujeres, que nunca se había atrevido a alzar la voz, había mantenido en la fábrica donde trabajaba. Cuando se unieron para hacer una huelga, los patronos se asustaron: <<Nos temieron cuando dejamos de tener miedo>>, resumió. Es la gran lección que esta mujer y sus compañeras aprendieron.

El miedo fomenta la xenofobia, el odio y la envidia. Es necesario vencerlo porque es el mejor instrumento para que la población permanezca callada, dividida y enfrentada.

El individualismo
En 1987 Margaret Thatcher afirmó en una declaraciones realizadas a la revista Woman´s Own: <<¿Quién es la sociedad? Tal cosa no existe>>.

La atomización del trabajo y la precariedad laboral instauradas en las últimas décadas han provocado el aislamiento y la incomunicación entre los trabajadores. Se fomenta que cada uno vaya a lo suyo y salte por encima del compañero, si es necesario, para salvaguardar su inseguro puesto de trabajo.

La solidaridad ha dado paso al egoísmo, a la indiferencia y al desamparo, y ha conducido a la sociedad a una bancarrota moral.

El dinero
El brillo del dinero deslumbra tanto... que ciega. Y no deja ver lo importante. Se promueve la ambición de acumular riqueza, no para tener las necesidades cubiertas y poder vivir la vida con dignidad, sino para alcanzar un signo distintivo, porque la riqueza nos hace diferentes de los demás. Es cierto que nadie quiere ser pobre y ningún movimiento emancipador ha luchado nunca por llevar la pobreza a la población. Todo lo contrario: lo que se pretende es un reparto equitativo de la riqueza. Pero se ha despertado la ilusión de que todos vamos a ser ricos y de que lo único que importa es ganar cuanto más dinero mejor. El dinero es como un virus que incita a acaparar, acumular más: una insaciable adicción.

REACCIONA. PODEMOS CAMBIAR LAS COSAS. ES POSIBLE
Reaccionar: <<Oponerse a algo que se crea inadmisible>> (DRAE). Porque de nada vale permanecer indiferentes. Es difícil, pero es posible. No estamos solos.

Hemos empezado hablando del Primer Foro Social Mundial, que se celebró en 2001. El último se ha llevado a cabo en febrero de 2011. En el primero hubo 12.000 participantes, en este último acudieron más de 90.000 personas, procedentes de todas las partes del mundo: mujeres y hombres, jóvenes y mayores, trabajadores del campo y de la ciudad, que denunciaron el actual sistema que rige el mundo y manifestaron su voluntad de luchar por la soberanía de los pueblos, la libre circulación de los seres humanos, la cancelación de la deuda pública de todos los países del Sur, la soberanía alimenticia y por los derechos de la Madre Tierra, los de los campesinos que viven y trabajan la tierra, los de las mujeres, y por la diversidad sexual, por una comunicación veraz e independiente, y por la paz y la soberanía de los pueblos.

Los problemas sociales no se solucionan por medio de opciones individuales. Hay que recuperar la comunicación directa con los demás, vernos, hablar y actuar unidos... No es posible que el miedo, la desesperación y la manipulación acaben con nuestra capacidad de reacción.

trabajadores, de los animales; contra la dictadura de los mercados y por llevar la democracia a la ciudadanía; por salvar el planeta y sus recursos naturales..., personas que no tienen ambiciones de poder sino de construir otro mundo más justo.

Se trata, en definitiva, de defender la dignidad humana. Porque para un ser humano nada hay más importante que su dignidad. Y no hay nada más digno que luchar por lo que es justo".

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